martes, 29 de diciembre de 2015

El camino del redil


A lo largo de la Palabra de Dios la figura del Pastor y de las Ovejas va diseñando una imagen, una idea. Nos muestra  a un Pastor fuerte, decidido, que pelea por sus ovejas, a las que gobierna con brazo fuerte, como un guerrero (Is.40:10); con ese mismo brazo las lleva a lugares de tierno pasto y frescas aguas, donde pueden descansar y alimentarse. Se preocupa por ellas, como corderos recién nacidos les procura cuanto necesitan.

Pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.


Pero en este rebaño de ovejas testarudas cada una quiere ir por su lado. Muchas veces creemos que sabemos lo que hacemos, cual es el camino del redil y donde encontrar el alimento.


Unas creen que hay un hueco en el vallado por el que escabullirse de vez en cuando y saltarse las normas del redil, a otras no les gusta estar dentro del redil, otras solo dormitan perezosamente dentro del redil; hay ovejitas obedientes, pero algunas veces se pierden por algún sendero peligroso y deben ser rescatadas y conducidas de nuevo al redil.

Lo cierto es que solo el Señor sabe los peligros del camino, por eso debe ser quien nos guíe, quien con su cayado nos dirija a los pastos y arroyos de agua fresca. Es el único que sabe encontrar el mejor lugar para reposar, sabe el camino del redil.

Como Pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevara los corderos,
 y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.
Isaías 40:11

Porque él es el Pastor de nuestras almas, es el que nos apacienta con amor. El que se preocupa por nuestras necesidades, con ternura.

Vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto 
al Pastor y Obispo de vuestras almas.
1Pedro 2:25


Antes no teníamos redil, pero ahora tenemos un lugar donde cubrir todas nuestras necesidades espirituales, ¿nos comportaremos como si no tuviéramos Pastor?, volvamos a él, démosle el control de toda nuestra vida, dejémonos guiar por su cayado, a veces dolerá, a veces nos incomodará, pero si queremos crecer y desarrollarnos como ovejas que obtienen lo que necesitan, que son sanadas y consoladas a su tiempo, dejémonos conducir por el divino Pastor de nuevo al redil.