martes, 17 de marzo de 2015

BETESDA


 Curación del Paralítico de Murillo


Betesda

Nos cuenta el Evangelio de Juan, en su capítulo 5, que había en Betesda un estanque con una particularidad, a él acudían enfermos de todo tipo, ciegos, cojos y paralíticos, para ser sanados, de tiempo en tiempo un ángel descendía del cielo y removía sus aguas, y el que primero se sumergía en ellas era sanado.

Así que este estanque rodeado por cinco pórticos estaba lleno de enfermos, y a este lugar acudió el Señor Jesús, y nos cuenta el evangelista que allá había un paralítico que llevaba 38 años enfermo y como no tenía a nadie que le ayudara a llegar al agua, nunca podía ser sanado. 

A este paralítico se acercó el Señor, y a este paralítico sanó, pero lo que me llama la atención es que antes de sanarle le pregunta ¿Quieres ser sano? Jn. 5:6

Esta escena me hace pensar en nuestra propia necesidad, nosotras somos como este paralítico, tendidas al lado mismo de la solución a nuestra parálisis, y sin solución de sanación a causa de nuestra misma enfermedad, y el Señor está preguntándonos, el Señor te pregunta ¿Quieres ser sanada?

Podemos estar por años siguiendo el blog de Ama a Dios Grandemente, podemos estar incluso en un grupo de Facebook recibiendo notificación tras notificación, diariamente, pero solo una cosa nos pregunta el Señor ¿Queremos ser sanadas? 

Y es que para ser sanadas no debemos sumergirnos en el estanque, como normalmente pensaríamos, ni leer cada artículo, ni decir amén a cada alabanza, nos proporciona la sanidad a nuestra parálisis espiritual; el Señor nos muestra una forma mejor. 

El viene para sanarnos personalmente, con su pregunta nos muestra nuestra necesidad, nuestra sed de él;  necesitamos ser alimentadas, y puede que en un tiempo hayamos estado buscando en lugares equivocados, pero cuando el Señor nos muestra la verdadera fuente ya no podemos dejar de acudir a ella para beber sus palabras.

Y es que, como el Señor Jesús le dijo a la samaritana “si conocieras el don de Dios…… tú le pedirías, y él te daría agua viva” Jn. 4:10. Él se acerca a nosotras andando entre los pórticos del estanque de Betesda, entre las páginas de Facebook, entre los comentarios, dispuesto a darnos su agua viva, nos muestra la verdadera fuente donde beber de sus palabras. De nada nos sirve estar en Betesda, estar en los grupos, si no nos apropiamos cada día la respuesta a la pregunta que él nos hace.

Desde el principio de la creación, la Palabra de Dios ha revelado su poder, podremos escuchar a muchas sabias mujeres, eruditas tal vez, hablándonos desde los grupos, pero ninguna de esas palabras conseguirán lo que una sola Palabra de Dios puede producir.

La sola Palabra de Dios inicia la vida, en el principio dijo Dios “Sea la Luz” (Gn. 1:3) “y fue la Luz”, esa sola palabra que iluminó el caos en el principio, nos ilumina a nosotras, nos alumbra el camino a seguir como dice el Salmo “Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino”

Esa misma Palabra que Satanás intentó apagar desde el principio diciendo a Eva en el Eden “¿Conque Dios os ha dicho?” (Gn. 3:11) es la misma Palabra que Dios ordeno escribir a Moisés haciendo pacto con él (Ex. 34:27), es la misma Palabra que se fue escribiendo a lo largo de los siglos hasta llegar a nosotras, es la misma Palabra que se hizo carne y vivió entre nosotros (Juan 1:1-5)

Al comienzo de nuestro estudio Creadas para Relacionarnos entraron nuevas mujeres a los grupos, como lo han venido haciendo en pasados estudios en línea, y siempre me ha sorprendido como los hábitos de todas ellas fueron cambiando, no deja de sorprenderme el impacto que la lectura sistemática de la Palabra de Dios está haciendo en todas nosotras, y es que su palabra no vuelve a él vacía y lo más hermoso es oír/leer a diferentes mujeres decir como antes del estudio se sentían frías, paralizadas, y como ahora vuelven a tener vida en ellas, vuelven a sentir gozo y paz, como la relación con la Palabra de Dios puede llegar a situarnos en nuestra Betesda particular, pero no sumergiéndonos en el estanque, sino mirando a Jesús cara a cara mientras nos pregunta ¿Quieres ser sanada?.