domingo, 3 de mayo de 2015

Piedras Vivas



Durante un breve descanso de dos días en Semana Santa, tuve la oportunidad de viajar a Aragón a un lugar llamado Nuévalos donde se encuentra El Monasterio de Piedra,  un lugar que me sirve para ilustrar algunos aspectos de la vida cristiana.



El Parque Natural del Monasterio de Piedra se encuentra dentro del término municipal de Nuévalos, junto al río Piedra, en un lugar muy próximo a su nacimiento. Constituye un entorno paisajístico insólito en la península ibérica, pues se encuentra en una zona de montañas desnudas y secas, y solo al entrar al Parque Natural te descubres rodeado de cascadas y saltos de agua espectaculares, así como de cavernas por las que se puede pasear. Nos proporcionó una impresionante experiencia, después de visitar el Monasterio Cisterciense, de viejas piedras derruidas, frías estancias vacías donde antiguos monjes vivieron y murieron haciendo voto de pobreza. Un Monasterio saqueado por poderosos, ávidos de riquezas, y por pobres enojados con los que consideraban causantes de su pobreza, y del que, en la actualidad, organismos privados aprovechan su llamado turístico para reformar y conservar la combinación de arte gótico, barroco y mudéjar que todavía queda entre sus estancias.

“La zona está rodeada de bosques de ribera, en torno a los alrededores del Río Piedra, en uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido. Sobre este cauce de agua se vertebra todo el ecosistema del parque. En las márgenes de ríos, arroyos y zonas húmedas se desarrollan especies como el aliso, chopo, fresno o el olmo. Otras especies arbóreas rodean las riberas, como olmos, nogales y arces.” http://www.turismodezaragoza.es/provincia/naturaleza/espacios/parque-natural-monasterio-piedra.html
Lo que más me llamó la atención fueron los saltos de agua, altas cascadas, largos recorridos de agua viva entre senderos de roca que me hicieron recordar nuestro llamado a ser piedra viva. Y no puedo evitar hacer paralelismos.


Una piedra viva es útil, sirve en una estructura que crece con un objetivo espiritual:

“…..ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, por medio de Jesucristo” vs. 5

Una piedra viva cree, y ama a la principal Piedra del ángulo que es nuestro precioso Jesús, sin el cual no podríamos mantenernos.

“Para vosotros los que  creéis, él es precioso….” vs. 7


Si miras las rocas que se encuentran lejos de la acción del agua verás que son secas, áridas, con aristas y cantos rotos, si tomas una de esas rocas o piedras las sentirás ásperas, cortantes, desagradables al tacto. Pero si tomas una de las piedras del río, una piedra que haya estado dentro del agua, en el torrente del río o bajo los saltos de agua, que haya estado expuesta a la acción del agua, notaras la tremenda diferencia, encontraras una piedra redondeada, suave, brillante y sedosa, agradable al tacto, podrás percibir el dibujo del agua en sus contornos.

Es así como el hombre y la mujer expuestos a la acción del agua viva que viene de nuestro Dios, somos transformados, convertidos en hermosas piedras vivas, que llevan en su superficie grabado el curso del río de agua viva. Piedras que están en la Roca, donde nace el agua viva, donde brotan corrientes y nacen ríos que transforman su alrededor en vergeles, bosques frondosos, llenos de vida. 


Y miro a la Roca y veo a la Piedra Viva, preciosa, que ha sido desechada, pero es la que soporta todo, es nuestra base y sin ella no podemos ser sobreedificados. Es la Piedra que sufrió antes que nosotros, para que pudiéramos ser trasladados al lugar adecuado donde recibir la acción del torrente divino. Es la Piedra que nos es ejemplo de sacrificio, es la Piedra que sigue soportando la mayor parte del peso de este hermoso edificio que es la Iglesia, esa Piedra que es figura de Cristo y que nos muestra el camino a seguir. Que nos enseña a ser Piedras vivas escogidas y preciosas, lavadas por el agua viva que brota de la Roca.