Como lideres tenemos muchas tareas y
obligaciones que hacer pero sin duda, nunca antes de tener plena conciencia de
la realidad de tu llamado.
Es nuestro punto de partida, nuestro
pistoletazo de salida.
Acompáñame a un episodio del Evangélio de
Juan, capitulo 21 para ver como llamó el señor a Pedro, tal vez te sientas
identificada?
Cuando Jesús resucitó se apareció a
muchos antes de ascender y hay un episodio que sucedió durante esos días que
siempre me ha llamado la atención.
Luego de que el Señor se apareciera de diferentes maneras a su seguidores, se apareció a siete de sus discípulos que habían ido a pescar. Como siempre había sido su costumbre cuando les enseñaba, les hizo una pregunta. Me gusta imaginar una sonrisa traviesa en su cara mientras ellos le responden aún sin haberle reconocido.
- ¿Tenéis algo de comer?.
Luego de que el Señor se apareciera de diferentes maneras a su seguidores, se apareció a siete de sus discípulos que habían ido a pescar. Como siempre había sido su costumbre cuando les enseñaba, les hizo una pregunta. Me gusta imaginar una sonrisa traviesa en su cara mientras ellos le responden aún sin haberle reconocido.
- ¿Tenéis algo de comer?.
-
No, le responden.
Y el sigue adelante con su “juego” tal
vez esperando a ver cuanto tardarían en reconocerle, y les pide que echen la
red a la derecha de la barca y que allí hallaran pesca.
No fue hasta después de que se produjera
el milagro de no poder sacar la red por la gran cantidad de pescado, que no se
dan cuenta que es el Señor, y es que el Señor siempre se nos aparece por sorpresa,
cuando no lo esperamos. No puedo imaginar la gran emoción de volver a ver al
Señor después de haber sufrido su perdida de forma tan cruel.
Pedro salta de la barca al reconocerle y llega nadando el primero, mientras sus compañeros se acercan navegando un poco más tarde.
Pedro salta de la barca al reconocerle y llega nadando el primero, mientras sus compañeros se acercan navegando un poco más tarde.
Me sorprende que Jesús ya estaba asando
un pescado y tenía pan, y por ello me causa curiosidad su pregunta de hace unos
momentos, y pienso que a nosotras nos puede pasar igual, por lo menos es mi
experiencia cuando comencé a servirle, que en todas y cada una de las áreas
donde me ha puesto, siempre me he dado cuenta de mis carencias, de que me
faltaba lo primordial.
¿Qué tenemos para comer? ¿como nos
alimentamos las hijas de Dios? Me he sentido siempre en necesidad ante esta
situación. Cuando comienzas a servirle invariablemente sentirás que no tienes
nada que dar. Pero el está esperándonos a la orilla de nuestro mar con la
comida preparada, el la tiene lista y caliente para nosotras.
Pero cuidado, cuando venimos a
alimentarnos de él, automáticamente se produce una segunda situación y es que
el nos enfrenta con nuestros sentimientos.
En la historia de Pedro el se encontró
con que el Señor le enfrentaba con su realidad,
después de haberle negado por tres veces debe reconocerle, debe hacer un
ejercicio de introspección y pensar quien es el Señor para el. El Señor nos
restaura para que podamos servirle realmente.
- Simón, hijo
de Juan, ¿me amas?
El Señor le pregunta por 3 veces, y Pedro
va contestando a cada pregunta, en un tono cada vez más consciente, que si, que
le ama, sabiendo que Jesús ve en su corazón esta gran verdad.
No se que pensáis, no se que
responderíamos ante esta directa pregunta del Señor. Pienso que el nos está
preguntando también, a cada una.
(pon tu nombre en
lugar del mio)
- Ruth
¿me amas?
Seguramente después de responderle
recibiremos nuestro llamado, seguramente ya desde el principio el nos está
llamando, pues cuando el Señor te mira, tiene ya un propósito para tu vida.
A Pedro le dio una respuesta que hasta
ahora me ha hecho pensar en cual es nuestro llamado. Por tres veces le repite
de forma diferente:
- Apacienta mis corderos
- Pastorea mis ovejas
- Apacienta mis ovejas
Cuidar, cuidar, cuidar de sus hijas. El
Señor nos está llamando a cuidar de sus preciosas hijas, por las que sufrió la
cruz, igual que por ti y por mi. Por eso este llamado de Pedro me impacta,
porque siento la misma instrucción que me empuja a actuar, ¿y tu, lo oyes?
Si lo oyes, contesta, porque el Señor te
quiere bendecir, aunque como veremos a continuación, no podemos negar el coste.
El de Pedro fue su vida. Sus discípulos entregaron su vida por servirle. Muchos
hoy día siguen sufriendo por servirle, y nosotras no vamos a ser menos.
En
verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde
querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te
llevará adonde no quieras. Esto dijo, dando a
entender la clase de muerte con que Pedro
glorificaría a Dios.
Juan
21:18-19
El Señor nos
da una tarea y lo hace siguiendo unos pasos:
1.
nos muestra que no tenemos
nada para dar: nuestra incapacidad
2.
nos hace conscientes de
nuestros sentimientos: el ve nuestro corazón y sabe.
3.
nos dice como servirle: Cuida
de mis hijas.
4.
nos dice cual es el coste:
nuestra vida.
Pero el firma
su llamado como suele hacer, como ya hizo anteriormente al inicio de nuestro
caminar con él, con una sola palabra. Para mi una palabra que encierra todo el
significado de mi llamado y que ahora te lo dice a ti.
Y
habiendo dicho esto, le dijo: Sígueme.
Cuando Jesús, el Señor, te dice Sígueme y lo oyes en lo más profundo, no tienes mas que hacer. Siguele
y comprueba como se mueve, como te transforma, como te capacita, como comienzas
a tener alimento espiritual para dar. El te muestra el camino.