Durante un breve descanso de dos días en Semana
Santa, tuve la oportunidad de viajar a Aragón a un lugar llamado Nuévalos donde
se encuentra El Monasterio de Piedra, un
lugar que me sirve para ilustrar algunos aspectos de la vida cristiana.
El Parque Natural del Monasterio de Piedra se encuentra
dentro del término municipal de Nuévalos, junto al río Piedra, en un lugar muy
próximo a su nacimiento. Constituye un entorno paisajístico insólito en la
península ibérica, pues se encuentra en una zona de montañas desnudas y secas,
y solo al entrar al Parque Natural te descubres rodeado de cascadas y saltos de
agua espectaculares, así como de cavernas por las que se puede pasear. Nos
proporcionó una impresionante experiencia, después de visitar el Monasterio
Cisterciense, de viejas piedras derruidas, frías estancias vacías donde
antiguos monjes vivieron y murieron haciendo voto de pobreza. Un Monasterio
saqueado por poderosos, ávidos de riquezas, y por pobres enojados con los que
consideraban causantes de su pobreza, y del que, en la actualidad, organismos
privados aprovechan su llamado turístico para reformar y conservar la
combinación de arte gótico, barroco y mudéjar que todavía queda entre sus
estancias.
“La zona está rodeada de bosques de
ribera, en torno a los alrededores del Río Piedra, en uno de los ecosistemas de
mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales y
plantas en un espacio relativamente reducido. Sobre este cauce de agua se
vertebra todo el ecosistema del parque. En las márgenes de ríos, arroyos y
zonas húmedas se desarrollan especies como el aliso, chopo, fresno o el olmo.
Otras especies arbóreas rodean las riberas, como olmos, nogales y arces.”
http://www.turismodezaragoza.es/provincia/naturaleza/espacios/parque-natural-monasterio-piedra.html
Lo que más me llamó la atención fueron los saltos de agua,
altas cascadas, largos recorridos de agua viva entre senderos de roca que me hicieron
recordar nuestro llamado a ser piedra viva. Y no puedo evitar hacer paralelismos.
Una piedra viva es útil, sirve en una estructura que crece
con un objetivo espiritual:
“…..ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, por medio de Jesucristo” vs. 5
Una piedra viva cree, y ama a la principal Piedra del ángulo
que es nuestro precioso Jesús, sin el cual no podríamos mantenernos.
“Para vosotros los que creéis,
él es precioso….” vs. 7
Si miras las rocas que se encuentran lejos de la acción del
agua verás que son secas, áridas, con aristas y cantos rotos, si tomas
una de esas rocas o piedras las sentirás ásperas, cortantes, desagradables al
tacto. Pero si tomas una de las piedras del río, una piedra que haya estado
dentro del agua, en el torrente del río o bajo los saltos de agua, que haya estado expuesta a la
acción del agua, notaras la tremenda diferencia, encontraras una piedra
redondeada, suave, brillante y sedosa, agradable al tacto, podrás
percibir el dibujo del agua en sus contornos.
Es así como el hombre y la mujer expuestos a la acción del agua viva que viene de nuestro Dios, somos transformados, convertidos en hermosas
piedras vivas, que llevan en su
superficie grabado el curso del río de agua viva. Piedras que están en la Roca, donde nace el agua viva, donde brotan corrientes y nacen ríos que transforman su alrededor en vergeles, bosques frondosos, llenos de vida.
Y miro a la Roca y veo a la Piedra Viva, preciosa, que ha
sido desechada, pero es la que
soporta todo, es nuestra base y sin ella no podemos ser
sobreedificados. Es la Piedra que sufrió antes que nosotros, para que
pudiéramos ser trasladados al lugar adecuado donde recibir la acción del
torrente divino. Es la Piedra que nos es ejemplo de sacrificio, es la Piedra
que sigue soportando la mayor parte del peso de este hermoso edificio que es la
Iglesia, esa Piedra que es figura de Cristo y que nos muestra el camino a
seguir. Que nos enseña a ser Piedras vivas escogidas y preciosas, lavadas por el agua viva que brota de la Roca.