A lo largo de la Palabra de Dios la figura del Pastor y de
las Ovejas va diseñando una imagen, una idea. Nos muestra a un Pastor fuerte, decidido, que pelea por
sus ovejas, a las que gobierna con brazo fuerte, como un guerrero (Is.40:10);
con ese mismo brazo las lleva a lugares de tierno pasto y frescas aguas, donde
pueden descansar y alimentarse. Se preocupa por ellas, como corderos recién
nacidos les procura cuanto necesitan.
Pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Pero en este rebaño de ovejas testarudas cada una quiere ir
por su lado. Muchas veces creemos que sabemos lo que hacemos, cual es el camino
del redil y donde encontrar el alimento.
Unas creen que hay un hueco en el vallado por el que
escabullirse de vez en cuando y saltarse las normas del redil, a otras no les
gusta estar dentro del redil, otras solo dormitan perezosamente dentro del
redil; hay ovejitas obedientes, pero algunas veces se pierden por algún sendero
peligroso y deben ser rescatadas y conducidas de nuevo al redil.
Lo cierto es que solo el Señor sabe los peligros del camino,
por eso debe ser quien nos guíe, quien con su cayado nos dirija a los pastos y
arroyos de agua fresca. Es el único que sabe encontrar el mejor lugar para
reposar, sabe el camino del redil.
Como Pastor apacentará
su rebaño; en su brazo llevara los corderos,
y en su seno los llevará;
pastoreará suavemente a las recién paridas.
Isaías 40:11
Porque él es el Pastor de nuestras almas, es el que nos
apacienta con amor. El que se preocupa por nuestras necesidades, con ternura.
Vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto
al Pastor y
Obispo de vuestras almas.
1Pedro 2:25
Antes no
teníamos redil, pero ahora tenemos un lugar donde cubrir todas nuestras
necesidades espirituales, ¿nos comportaremos como si no tuviéramos Pastor?,
volvamos a él, démosle el control de toda nuestra vida, dejémonos guiar por su
cayado, a veces dolerá, a veces nos incomodará, pero si queremos crecer y
desarrollarnos como ovejas que obtienen lo que necesitan, que son sanadas y
consoladas a su tiempo, dejémonos conducir por el divino Pastor de nuevo al
redil.
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