martes, 29 de diciembre de 2015

El camino del redil


A lo largo de la Palabra de Dios la figura del Pastor y de las Ovejas va diseñando una imagen, una idea. Nos muestra  a un Pastor fuerte, decidido, que pelea por sus ovejas, a las que gobierna con brazo fuerte, como un guerrero (Is.40:10); con ese mismo brazo las lleva a lugares de tierno pasto y frescas aguas, donde pueden descansar y alimentarse. Se preocupa por ellas, como corderos recién nacidos les procura cuanto necesitan.

Pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.


Pero en este rebaño de ovejas testarudas cada una quiere ir por su lado. Muchas veces creemos que sabemos lo que hacemos, cual es el camino del redil y donde encontrar el alimento.


Unas creen que hay un hueco en el vallado por el que escabullirse de vez en cuando y saltarse las normas del redil, a otras no les gusta estar dentro del redil, otras solo dormitan perezosamente dentro del redil; hay ovejitas obedientes, pero algunas veces se pierden por algún sendero peligroso y deben ser rescatadas y conducidas de nuevo al redil.

Lo cierto es que solo el Señor sabe los peligros del camino, por eso debe ser quien nos guíe, quien con su cayado nos dirija a los pastos y arroyos de agua fresca. Es el único que sabe encontrar el mejor lugar para reposar, sabe el camino del redil.

Como Pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevara los corderos,
 y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.
Isaías 40:11

Porque él es el Pastor de nuestras almas, es el que nos apacienta con amor. El que se preocupa por nuestras necesidades, con ternura.

Vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto 
al Pastor y Obispo de vuestras almas.
1Pedro 2:25


Antes no teníamos redil, pero ahora tenemos un lugar donde cubrir todas nuestras necesidades espirituales, ¿nos comportaremos como si no tuviéramos Pastor?, volvamos a él, démosle el control de toda nuestra vida, dejémonos guiar por su cayado, a veces dolerá, a veces nos incomodará, pero si queremos crecer y desarrollarnos como ovejas que obtienen lo que necesitan, que son sanadas y consoladas a su tiempo, dejémonos conducir por el divino Pastor de nuevo al redil.


domingo, 23 de agosto de 2015

Rejas y Celosías en mi ventana

Lectura:
 Evangelio de Juan 7:38-39; 20:24-31

De vacaciones en Andalucía vuelvo a ver sus calles blancas, con ventanas y balcones llenos de flores, patios engalanados con mil colores y fuentes cantarinas que refrescan el ambiente, brillos y reflejos de sol entre las hojas de los árboles dispuestos para dar sombra del calor asfixiante del verano andaluz.

Me gusta ver sus bellas ventanas enrejadas y cubiertas por celosías para evitar las indiscretas miradas de los viandantes desde el exterior. Celosías que velan la intimidad de las almas que viven detrás de ellas, guardando del calor y dejando entrar la luz del día.


Esta imagen me ha hecho pensar en otra celosía, la de nuestra alma enrejada. Esa que levantamos un día ante nuestra ventana. Rejas que ya no son tan bellas, sino que se asemejan a situaciones en nuestra vida, que distorsionan nuestra vista y la percepción de nuestra circunstancia.

Esas celosías pueden ser muchas cosas en tu vida, una enfermedad, un problema familiar, pobreza, desamor, soledad, vejez, tal vez el llanto por un hijo deseado que nunca llega, tal vez el compañero que necesitas y no tienes, tal vez la salud que te falta, tal vez la edad que se te escapa entre los dedos como la arena del reloj, que sigue cayendo inexorable.

Cuando vives tras una celosía y una reja es difícil entrever entre sus hierros y sus listones de madera entrecruzada, más allá de tu vida.

Muchas, demasiadas veces miramos a través de las ventanas de nuestra alma para solo ver esas rejas que la vida ha puesto en ellas, esas celosías que impiden no solo que seamos vistas, reconocidas, sino que impiden que entre la luz, que entre el aire y que podamos ver claramente la vida abundante a nuestro alcance, al alcance de una mirada de Fe.

Muchas, demasiadas veces somos mirados a través de estas situaciones de la vida que cubren las ventanas de nuestra alma, haciendo que quien nos observa vea solo nuestra soledad, nuestro sufrimiento, nuestra esencia aprisionada tras las rejas de nuestra alma.

Solo Jesús puede atravesar esa reja, solo él puede llegar a nuestra alma sedienta de libertad y llenarnos de abundante agua del rio de la vida que tiene para nosotros.

Es quien puede trasladar ese patio fresco, luminoso y lleno de flores, de blancas paredes y de fuentes de aguas saltarinas al interior de nuestro corazón, refrescando el alma.

El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”
Juan 7:38-39

Pero él (Tomás) les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré.
Juan 20:24-31
Tomas había confiado tanto, había puesto toda su fe en aquel Jesús, y ahora él no estaba, les había dejado, toda su esperanza estaba muerta, y su incredulidad volvió fuerte, fría y amarga, Tomas no estaba con sus compañeros cuando el Señor se les apareció, no se nos dice porque, pero tal vez fuera demasiado duro recordar, por eso cuando por fin se decidió a volver a aquel aposento alto donde tan feliz había sido, no podía creer. Su reja, su celosía estaba hecha de incredulidad y el Señor entró a través de esa incredulidad como un rayo de luz pura y le demostró a Tomas que podía seguir confiando, que Él era real.

No seas incrédulo, sino creyente.
Juan 20:27
Y tantas veces nosotras tenemos frente a nuestra ventana la misma incredulidad y falta de Fe, a causa de nuestras propias rejas.


¿Sabes qué? Tus ventanas seguirán cubiertas de rejas y celosías, seguirás teniendo problemas, seguirás sufriendo, pero en tu interior podrán correr ríos de agua viva, porque el patio de paredes blancas, de luz y flores, y la fuente de agua puede estar dentro de tu corazón.

Detrás de tu reja y de tu celosía hay una ventana que puedes abrir, la Fe que puedes poner para que el Señor introduzca en tu interior ese jardín hermoso que él nos prometió si abríamos las ventanas.

Esa es la Gloria de Dios en nuestra vida, que a pesar de todas las rejas y celosías, por muy tupida que sea nuestra dificultad, el Señor promete correr como agua viva y abundante desde lo más profundo de nuestro corazón.

Y tenemos la certeza en la misma Palabra de Dios, tenemos el testimonio escrito de que el estará con nosotras siempre, descansemos en su promesa y disfrutemos de saber de ese hermoso Patio que nos aguarda, esa es nuestra Esperanza y nuestra Gloria.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.
1 Juan 5:13

domingo, 3 de mayo de 2015

Piedras Vivas



Durante un breve descanso de dos días en Semana Santa, tuve la oportunidad de viajar a Aragón a un lugar llamado Nuévalos donde se encuentra El Monasterio de Piedra,  un lugar que me sirve para ilustrar algunos aspectos de la vida cristiana.



El Parque Natural del Monasterio de Piedra se encuentra dentro del término municipal de Nuévalos, junto al río Piedra, en un lugar muy próximo a su nacimiento. Constituye un entorno paisajístico insólito en la península ibérica, pues se encuentra en una zona de montañas desnudas y secas, y solo al entrar al Parque Natural te descubres rodeado de cascadas y saltos de agua espectaculares, así como de cavernas por las que se puede pasear. Nos proporcionó una impresionante experiencia, después de visitar el Monasterio Cisterciense, de viejas piedras derruidas, frías estancias vacías donde antiguos monjes vivieron y murieron haciendo voto de pobreza. Un Monasterio saqueado por poderosos, ávidos de riquezas, y por pobres enojados con los que consideraban causantes de su pobreza, y del que, en la actualidad, organismos privados aprovechan su llamado turístico para reformar y conservar la combinación de arte gótico, barroco y mudéjar que todavía queda entre sus estancias.

“La zona está rodeada de bosques de ribera, en torno a los alrededores del Río Piedra, en uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido. Sobre este cauce de agua se vertebra todo el ecosistema del parque. En las márgenes de ríos, arroyos y zonas húmedas se desarrollan especies como el aliso, chopo, fresno o el olmo. Otras especies arbóreas rodean las riberas, como olmos, nogales y arces.” http://www.turismodezaragoza.es/provincia/naturaleza/espacios/parque-natural-monasterio-piedra.html
Lo que más me llamó la atención fueron los saltos de agua, altas cascadas, largos recorridos de agua viva entre senderos de roca que me hicieron recordar nuestro llamado a ser piedra viva. Y no puedo evitar hacer paralelismos.


Una piedra viva es útil, sirve en una estructura que crece con un objetivo espiritual:

“…..ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, por medio de Jesucristo” vs. 5

Una piedra viva cree, y ama a la principal Piedra del ángulo que es nuestro precioso Jesús, sin el cual no podríamos mantenernos.

“Para vosotros los que  creéis, él es precioso….” vs. 7


Si miras las rocas que se encuentran lejos de la acción del agua verás que son secas, áridas, con aristas y cantos rotos, si tomas una de esas rocas o piedras las sentirás ásperas, cortantes, desagradables al tacto. Pero si tomas una de las piedras del río, una piedra que haya estado dentro del agua, en el torrente del río o bajo los saltos de agua, que haya estado expuesta a la acción del agua, notaras la tremenda diferencia, encontraras una piedra redondeada, suave, brillante y sedosa, agradable al tacto, podrás percibir el dibujo del agua en sus contornos.

Es así como el hombre y la mujer expuestos a la acción del agua viva que viene de nuestro Dios, somos transformados, convertidos en hermosas piedras vivas, que llevan en su superficie grabado el curso del río de agua viva. Piedras que están en la Roca, donde nace el agua viva, donde brotan corrientes y nacen ríos que transforman su alrededor en vergeles, bosques frondosos, llenos de vida. 


Y miro a la Roca y veo a la Piedra Viva, preciosa, que ha sido desechada, pero es la que soporta todo, es nuestra base y sin ella no podemos ser sobreedificados. Es la Piedra que sufrió antes que nosotros, para que pudiéramos ser trasladados al lugar adecuado donde recibir la acción del torrente divino. Es la Piedra que nos es ejemplo de sacrificio, es la Piedra que sigue soportando la mayor parte del peso de este hermoso edificio que es la Iglesia, esa Piedra que es figura de Cristo y que nos muestra el camino a seguir. Que nos enseña a ser Piedras vivas escogidas y preciosas, lavadas por el agua viva que brota de la Roca.



viernes, 20 de marzo de 2015

Una piedrecita blanca


Una piedrecita Blanca


Guardo en el cofre de mi mente un recuerdo de mi infancia que atesoro como si de una perla preciosa se tratara.

Un día de playa, una playa con poca arena y muchas rocas, grandes rocas que soportan el peso de una ladera sobre la que transcurre la vía de un tren. Estoy sentada en una de esas grandes rocas, lejos de la playa y de mi familia, oigo los gritos, risas y sonidos de mis hermanos en sus juegos. No veo el mar. Veo a mi padre que me hace una señal, me llama y voy. Lo siguiente que recuerdo es a mi padre poniéndome un flotador, yo soy muy pequeña, y me lleva de la mano hacia el mar. No tengo miedo, pues voy con el, y el es un gran nadador, y me lleva mar adentro, el nadando de espaldas tirando de mi flotador, veo su cara tan sonriente que me hace feliz.

Llegamos hasta un lugar muy profundo, y sin hablarme me hace mirar hacia la playa para que vea lo lejos que estamos. Lejos de todos, mi papá y yo solamente!

Me pregunto ahora si se daría cuenta de cuanto me costaba hablar, tal vez por eso no quiso estropear el momento hablando, solo me fue indicando con sus ojos a donde debía mirar. Recuerdo que me hizo mirar al fondo del mar, fijarme en como mis pies flotaban debajo del agua, una agua transparente, limpia, cristalina, un agua calmada, que apenas el aire rizaba, formando ondas de agua y la arena dorada allá en la profundidad. 

Nada, se zambulle, hace unas brazadas, se aleja, vuelve. Sigo flotando y disfrutando de ese momento que mi padre me regala, solo para mi, y ahora se zambulle y le veo alejarse en la profundidad, cada vez más y más profundo, hasta que se detiene y vuelve. Le veo subir, el agua se aparta a su paso, y trae en su mano algo para mi, algo que me ofrece como un regalo del fondo del mar, una piedra. Me quiere demostrar con ello que ha llegado hasta el fondo. Y me la da, la pone en mi mano.

Recuerdo la suavidad de mar, el peso de la piedra, su rugosidad, su color y su forma contrastan con la ligereza del aire, del agua. Recuerdo el alivio de mi tristeza, el cariño, la paz. Y la suelto y veo como se hunde, pesada, me asombra la rapidez con la que ya no la veo, la pierdo de vista.

No recuerdo el regreso, se que volvimos a la playa porque mi vida siguió adelante, mi silencio, mi mundo interior intenso, mi forma de ser continuó. Pero algo me marcó para siempre, quedó grabado en mi mente, como un recuerdo imborrable, que hoy sigo rememorando, sigo atesorando. Es un recuerdo que siempre me viene a rescatar cuando mis pensamientos se vuelven demasiado tristes.

Similitudes 




Experiencias como analogías de mi vida, cada vez que abro el cofre con mis tesoros escondidos, no puedo evitar pensar en que son herramientas, que son útiles para ayudarme a sobreponerme a mis angustias y tristezas, y que también me identifican, me dan un sentido de pertenencia.

Comparo esa piedra blanca con esa señal que me identifica como hija del Padre. Quien también me llamó y tomándome de la mano me acompaña mar adentro, me pone un flotador para que no me ahogue en mis propias tristezas, me lleva hasta lo más profundo y me demuestra que el puede nadar ágilmente en el mar de mis circunstancias, en el mar de todo lo que me sucede cada día, y que si quedara sola a merced de sus olas, seguramente me hundiría en la profundidad de su abismo. 

Me mira, como sólo el me puede mirar, muy dentro de mi, en lo más profundo, con una sonrisa en su rostro, y me demuestra que él es capaz de nadar voluntariamente hasta lo más profundo de mi ser sin temor y rescatarme de mi misma.

Esa piedra blanca que un día mi padre sacó del fondo del mar, cuyo recuerdo me hace tanto bien, me hace recordar esa otra piedrecita blanca que un día el Señor pondrá en mi mano. El la tiene guardada para mi con mi nombre grabado, un nuevo nombre, mi nombre verdadero, el que me identifica como suya.


Al que venciere, daré a comer del maná escondido, 
y le daré una piedrecita blanca, 
y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, 
el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Apocalipsis 2:17









martes, 17 de marzo de 2015

BETESDA


 Curación del Paralítico de Murillo


Betesda

Nos cuenta el Evangelio de Juan, en su capítulo 5, que había en Betesda un estanque con una particularidad, a él acudían enfermos de todo tipo, ciegos, cojos y paralíticos, para ser sanados, de tiempo en tiempo un ángel descendía del cielo y removía sus aguas, y el que primero se sumergía en ellas era sanado.

Así que este estanque rodeado por cinco pórticos estaba lleno de enfermos, y a este lugar acudió el Señor Jesús, y nos cuenta el evangelista que allá había un paralítico que llevaba 38 años enfermo y como no tenía a nadie que le ayudara a llegar al agua, nunca podía ser sanado. 

A este paralítico se acercó el Señor, y a este paralítico sanó, pero lo que me llama la atención es que antes de sanarle le pregunta ¿Quieres ser sano? Jn. 5:6

Esta escena me hace pensar en nuestra propia necesidad, nosotras somos como este paralítico, tendidas al lado mismo de la solución a nuestra parálisis, y sin solución de sanación a causa de nuestra misma enfermedad, y el Señor está preguntándonos, el Señor te pregunta ¿Quieres ser sanada?

Podemos estar por años siguiendo el blog de Ama a Dios Grandemente, podemos estar incluso en un grupo de Facebook recibiendo notificación tras notificación, diariamente, pero solo una cosa nos pregunta el Señor ¿Queremos ser sanadas? 

Y es que para ser sanadas no debemos sumergirnos en el estanque, como normalmente pensaríamos, ni leer cada artículo, ni decir amén a cada alabanza, nos proporciona la sanidad a nuestra parálisis espiritual; el Señor nos muestra una forma mejor. 

El viene para sanarnos personalmente, con su pregunta nos muestra nuestra necesidad, nuestra sed de él;  necesitamos ser alimentadas, y puede que en un tiempo hayamos estado buscando en lugares equivocados, pero cuando el Señor nos muestra la verdadera fuente ya no podemos dejar de acudir a ella para beber sus palabras.

Y es que, como el Señor Jesús le dijo a la samaritana “si conocieras el don de Dios…… tú le pedirías, y él te daría agua viva” Jn. 4:10. Él se acerca a nosotras andando entre los pórticos del estanque de Betesda, entre las páginas de Facebook, entre los comentarios, dispuesto a darnos su agua viva, nos muestra la verdadera fuente donde beber de sus palabras. De nada nos sirve estar en Betesda, estar en los grupos, si no nos apropiamos cada día la respuesta a la pregunta que él nos hace.

Desde el principio de la creación, la Palabra de Dios ha revelado su poder, podremos escuchar a muchas sabias mujeres, eruditas tal vez, hablándonos desde los grupos, pero ninguna de esas palabras conseguirán lo que una sola Palabra de Dios puede producir.

La sola Palabra de Dios inicia la vida, en el principio dijo Dios “Sea la Luz” (Gn. 1:3) “y fue la Luz”, esa sola palabra que iluminó el caos en el principio, nos ilumina a nosotras, nos alumbra el camino a seguir como dice el Salmo “Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino”

Esa misma Palabra que Satanás intentó apagar desde el principio diciendo a Eva en el Eden “¿Conque Dios os ha dicho?” (Gn. 3:11) es la misma Palabra que Dios ordeno escribir a Moisés haciendo pacto con él (Ex. 34:27), es la misma Palabra que se fue escribiendo a lo largo de los siglos hasta llegar a nosotras, es la misma Palabra que se hizo carne y vivió entre nosotros (Juan 1:1-5)

Al comienzo de nuestro estudio Creadas para Relacionarnos entraron nuevas mujeres a los grupos, como lo han venido haciendo en pasados estudios en línea, y siempre me ha sorprendido como los hábitos de todas ellas fueron cambiando, no deja de sorprenderme el impacto que la lectura sistemática de la Palabra de Dios está haciendo en todas nosotras, y es que su palabra no vuelve a él vacía y lo más hermoso es oír/leer a diferentes mujeres decir como antes del estudio se sentían frías, paralizadas, y como ahora vuelven a tener vida en ellas, vuelven a sentir gozo y paz, como la relación con la Palabra de Dios puede llegar a situarnos en nuestra Betesda particular, pero no sumergiéndonos en el estanque, sino mirando a Jesús cara a cara mientras nos pregunta ¿Quieres ser sanada?.



domingo, 15 de febrero de 2015

No te olvides....

Pocas veces me siento a pensar y a recordar, a mirar hacia atrás por un breve tiempo, sin ningún objeto, sin ningún temor a encontrarme con malos recuerdos, ni viejas heridas. 
En esos pocos momentos en los que consigo detener el tiempo y pararme a pensar, pararme a recordar, me sorprendo a mi misma de repente con trenzas y calcetines caídos.

Hay muchas formas de recordar, pero sin duda una de las formas más entrañables para recordar, a mi entender, es la imagen. Tal vez por aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

Recuerdo que en casa, mi madre tenía escondida en su armario, una vieja caja de lata, de aquellas que se usaban para guardar las galletas! Esa lata estaba llena de viejas fotografías. 

Solíamos pasar ratos mirando las viejas fotografías en sepia de abuelos, tios, padres, hermanos, familiares que desde aquellas desgastadas imágenes se asomaban con antiguos rostros, blancos, pálidos,  e inexpresivos ojos brillantes.

Lo más bonito era cuando mi madre aprovechaba para relatarnos, otra vez, historias de abuelas, o nos repetía por enésima vez "este es tu tío cuando tenía 7 años", y yo miraba a aquella personita en blanco y negro tratando de imaginar cómo aquel niño podía ser el alto y corpulento familiar del que yo me asustaba por su vozarrón grave y grandes manos que trataban de hacerme cosquillas.

Y es que las historias contadas en familia tienen el poder de fijarse en la mente para ser recordadas como si las hubieras vivido personalmente. Quien no recuerda aquella anécdota familiar contada una y otra vez por Papá o Mamá; ¿cómo sino, seriamos capaces de repetir las mismas historias a nuestros hijos? Ante su expresión impaciente.

"Mamá! -me decía mi hija cuando trataba de describirle la pequeña habitación donde dormía con mis dos hermanas -ya me lo contó la yaya"!

Por eso me invade una feliz sensación de gratitud al constatar la gran sabiduría de mi Dios cuando enseñó a su pueblo Israel a recordar, a no olvidar su pasado.

Y estas palabras que yo te mando hoy, 
estarán sobre tu corazón;
 y diligentemente las enseñarás a tus hijos
y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa
 y cuando andes por el camino, cuando te acuestes
 y cuando te levantes.
 Y las atarás como una señal a tu mano,
 y serán por insignias entre tus ojos. 
Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.

Deuteronomio 6:6-9

Hoy casi hemos perdido esta costumbre, no ya de recordar viejas historias familiares, sino de recordar todo lo que hemos aprendido, todo lo que se nos enseñó de forma amorosa y fiel en nuestra infancia a cerca de nuestro gran Dios, y de cómo esas lecciones nos fueron acercando y señalando hacia quien debíamos mirar, a donde debíamos dirigir nuestros pasos si queríamos encontrarnos con el autor de las maravillas que, según nuestros padres, el Dios grande había hecho con ellos. Cómo, sino, podríamos andar por el mismo camino, experimentando la misma fidelidad de nuestro amado Padre Eterno.

Y es que no hay nada más gratificante que encontrar el verdadero camino que lleva a la vida, a través de esas lecciones, que luego podremos transmitir a nuestros hijos. 

Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia,
 para que no te olvides de las cosas 
que tus ojos han visto,
 y no se aparten de tu corazón 
todos los días de tu vida;
 sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos.

Deuteronomio 4:9

El pueblo escogido lo aprendió muy bien, fueron contando a sus hijos las grandes maravillas que Dios hizo con ellos desde que su padre Abraham saliera de Ur de los Caldeos, contandoles todas las veces que el Señor los libró de sus enemigos de forma milagrosa, como les arrebató del fuego una y otra vez. Historias relatadas y cantadas en sus hermosos Salmos!

Si, es un ejercicio muy interesante, pues al recordar tu historia sigues recordando las lecciones aprendidas, sigues contemplando y experimentando la misericordia divina por la que has llegado hasta donde estas ahora. Y cuando vuelvas a estar en problemas y pienses quizás, que no serás capaz, o que todo irá mal esta vez! piensa, otra vez en como te libro la última vez que pasaste por dificultades, recuerda, haz memoria de como él de forma fiel te sostuvo, te guardó y te ayudó en medio de la tormenta.

Y luego cuéntalo a los tuyos! Dando la Gloria a quien te libró otra vez!

Porque Él no olvida!




Cantad alabanzas al Señor, que mora en Sion;

proclamad entre los pueblos sus proezas.
12 
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada
se acuerda de ellos;
no olvida el clamor de los afligidos

Salmo 9:11-12



jueves, 22 de enero de 2015




Para afilar el hierro, la lima; 
para ser mejor persona, 
el amigo.


Proverbios 27:17 (NTV)

Me encanta hacer Pan!


¿Has tratado de hacer pan alguna vez? tal vez si, y seguramente eres una panadera excelente, yo soy una panadera "amateur", empecé hace muy poco y todavía me peleo con la masa, me encanta amasar, sentir como toda mi energía va transformando el agua, la harina, la levadura y la sal en una materia viva, que crece, se expande, esa energía que comparto con la masa me libera, me descarga de muchas tensiones de mi día, y me encanta como después de un horneado intenso, esta masa se convierte en algo saludable, alimenticio, el primer alimento del mundo. Una maravillosa hogaza de pan!
Para mi es complicado porque para hacer un buen pan se necesita tiempo, y como trabajo fuera de casa siete horas diarias, tiempo no es precisamente algo que me sobre, tal vez sea por eso que mis masas, aunque ricas, no tengan todavía la forma que el pan suele tener. A veces crecen desmesuradamente por un lado más que por otro, otras veces no crecen lo suficiente, o simplemente no crecen!.

Hoy al leer proverbios 27:17 no puedo evitar hacer una similitud.

Comencé a pensar en la amistad y a compararlo con la forma de hacer pan. Y pensé que una verdadera amistad se ha de trabajar. Se ha de amasar como el pan, haciendo que una serie de ingredientes debidamente trabajados, tamizando sus impurezas, golpeando su masa a veces por difíciles circunstancias compartidas, den como resultado algo cálido, confiable, fiel, gozoso, paciente, estimulante.
Al relacionarnos unas con otras intercambiamos sentimientos, pensamientos, experiencias de vida que van transformando nuestra amistad como si de una masa de pan se tratase, es una relación que nos estimula a crecer, a madurar. A ser mejores.
No sé si os pasa como a mí, pero también he de reconocer que la falta de tiempo hace que muchas veces el pan de la amistad nos salga soso, que nuestra relación de amistad sea insípida, no nos sepa a nada, y entonces habrá que sazonar un poquito más con pequeños detalles, como cariño, paciencia, una charla, un café; otras veces nos saldrá demasiado duro, compacto, por falta de tiempo y amasado deberemos ser más sinceras la próxima vez, esa sinceridad que hace que nos miremos a los ojos honestamente y le digamos siempre la verdad a nuestra amiga; o nos habremos olvidado la levadura esa que hace que la masa aumente, si es así, esa conexión inicial que hizo tan fácil el primer encuentro habrá perdido fuerza, frescura y hay que renovarla; o tal vez nos cueste amasar por falta de agua, y es que la masa como la amistad se seca, si le ponemos demasiada harina se vuelve arenosa y no podemos trabajarla, y habrá que añadir más agua, para poder unir todos nuestros ingredientes, para poder amasar una sana y estimulante amistad; una tierna, sabrosa y saludable hogaza de pan.
Me gusta como lo expresa la NTV  "para ser mejor persona, el amigo" y es que solo una buena amistad puede producir en nosotras que seamos mejores, solo una amistad estimulante puede hacer que crezcamos y seamos capaces de "afilar" nuestro carácter, quitar nuestras impurezas;  una buena amistad es como el tamiz de las cosas que se van adhiriendo a nuestra harina, ayudando a airearnos para que podamos integrar mejor el resto de ingredientes.
Pero tampoco puedo, no debo olvidar a quien fue nuestro mayor ejemplo en esto de amasar amistad, en quien antes que nadie fue y es nuestro mejor amigo,

Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer.
Juan 15:15


Quien se hizo nuestro Pan de Vida,

Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Juan 6:33

Ese que fue amasado hasta el sacrificio, que pasó por el horno de la muerte para poder ofrecernos el alimento que necesitamos para poder crecer en y para él, que cuanto más nos relacionemos con él, más nos aguzará, nos limará, nos tamizará, estimulándonos, dandonos vida abundante y maravillosa.

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Juan 6:51

Por eso hermanita, yo quiero siempre comer de ese pan, quiero saber siempre como es el verdadero pan, para que cuando tenga que amasar mi pan, mis relaciones de amistad, tenga un verdadero ejemplo en el que primero se ofreció como mi Pan de Vida, el que me estimula a seguir sus pasos y ser como él.


¿Quieres tú también aprender a tener relación con Dios? ¿Quieres tu aprender a hacer este tipo de amistad? Entonces acompáñame a comer de ese Pan aprendamos juntas a relacionarnos, siguiendo el ejemplo que nos dejó nuestro amado Salvador, así podremos hacer un buen pan, una buena y estimulante amistad.


domingo, 18 de enero de 2015

Mis ovejas oyen mi voz


Mis Ovejas Oyen mi voz


                  ¿Os habéis fijado que en el campo nos podemos encontrar con una imagen que produce cierta ternura y curiosidad?, es la imagen de un Pastor con su rebaño de ovejas, ¿no os parece curioso cómo ellas le siguen, cómo están tranquilas donde el Pastor las lleve
?, es cierto que muchas veces el Pastor debe ir tras alguna ovejita desobediente y devolverla al redil, y que muchas veces las deberá defender o proteger de los peligros del camino, porque estos indefensos animales también son testarudos y miedosos y muchas veces ellas mismas se meten en líos. ¿Os recuerdan a alguien?

                  Tenemos en la Palabra de Dios muchas referencias a cerca de esta imagen pastoril de muchos de nuestros campos, el Rey David, que antes que Rey fue Pastor de ovejas cuidando los rebaños de su padre, nos dejó un Salmo 23 en el que nos habla del Gran Pastor de las ovejas, de Dios como Pastor de nuestras almas.


                  Por eso esta imagen me hace pensar en la voz del Señor, y vienen a mi mente diferentes ocasiones en las que el habla a sus hijos y un sentimiento de sobrecogimiento me invade.


                  Me pregunto ¿Quien soy yo para poder oír su voz y cómo puedo oírle?


                  Me siento como Adán en el Edén y me escondo porque no me siento merecedora de estar siquiera delante del Señor, pero necesito saber, necesito conocerle, necesito estar a su lado porque allí hay descanso, hay paz.


                  Y Escucho al Señor en el Edén llamando a Adán:  ¿"Donde estas?" Gen. 3:9, y siento también como él me busca y quiere relacionarse conmigo.


                  Y Escucho al Señor hablar con Abram diciendole "Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y daré a tu descendencia todas estas tierras, y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente" Gen. 26:4, y siento como el quiere bendecirme a través de su Salvación.


Y no puedo evitar oír su voz llamándome, del mismo modo que llamó al hijo de Ana "Samuel!, Samuel!" 1Sam.3:10, del mismo modo que llamó a todos sus siervos, desde los Profetas hasta sus discípulos, o como a aquel Joven rico que cumplía toda la Ley y que se fue agachado la cabeza porque el Señor le pedía algo más que cumplir sacramentos, cuando le dijo "ven sígueme!" Lc.18:22


Y sigo escuchando, y recuerdo a Elias en aquella cueva, escondido por temor a Jezabel, abatido, cuando escucha el suave murmullo de Dios que le pregunta "¿Que haces aquí Elias?"1Rey.19:9 Y siento que el Señor quiere mi bien.


Cuantas veces miras a tu alrededor y ves el sufrimiento y te das cuenta que  hay algo que te aleja; sabes que solo debes escuchar pero en el mundo hay tanto ruido, tanto ajetreo, que es como la contaminación lumínica de las calles y ciudades, que no dejan ver las estrellas en el firmamento cada noche.

Pero las estrellas están ahí, como la voz del Señor está ahí y nos llama, y su voz es dulce como un murmullo suave que pone todo en orden y calma nuestro espíritu.

Y cuando apago todos los ruidos, puedo escucharle mejor y entender porque le dice a Marta  "...
 estás inquieta y preocupada por muchas cosas,  pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará" Lc. 10:41-42, y entonces quiero ser como María.


Y comienzo por hablar con el Señor, como en una oración:


Tienes razón Señor, hay mucho ruido en el mundo, ruido que contamina y apaga tu voz pero debo escuchar tu voz y seguirla. Y vuelvo a oírte Señor cuando me detengo ante ti cada día, y apago todos los ruidos de mi interior y me quedo a solas contigo. 


Entonces te oigo preguntarme como a Pedro, con tu dulce y tierna voz "me amas?" Jn.21:15-16, la misma voz que un día me dijo "Sígueme", y te toco Padre porque te necesito y me siento descubierta, y me doy cuenta que tu me estas mirando y me preguntas "Quien me ha tocado?" Mc.5:30 con una gran sonrisa en tu cara, porque sientes mi necesidad.


Porque cuando te tocamos con nuestra necesidad, cuando nuestra hambre de ti nos impulsa a tocarte se desata la alegría, y abres tu fuente de agua viva dejando que corra libre por nuestro ser, saciando nuestra sed hasta rebosar todos los rincones de nuestro seco corazón, que se desborda sin poder contenerse, inundando todo a su paso, y descubrimos que ya no se puede detener la alegría, la satisfacción, la plenitud que nos dá vivir escuchando tu voz cada día.


Y descubro que ya no importa el ruido, por que solo oigo el sonido de tu dulce voz y solo puedo caer postrada dándote las gracias por el don precioso de poder oír tu voz.







martes, 6 de enero de 2015

Ciegos a su presencia!



Andaba yo preocupada, pensando en tan largas vacaciones de navidad, en si realmente había aprovechado todo ese tiempo.

En un principio pensé que sí, después de un año difícil, duro, lleno de angustias y dolor, sin tiempo para descansar apenas, saltando de un sentimiento angustioso a otro triste, vivir 10 días de regalo sin tener que acudir con urgencia a atender esos problemas, ya es de por si un descanso para mi espíritu.

Pero hoy me asaltaba la duda de si habría aprovechado realmente ese tiempo. Se diría que cada día tenía tiempo suficiente para acercarme a los pies del Señor para deleitarme en su voz, pero no ha sido así.

Siempre, por un motivo u otro, lo aparentemente prioritario es más importante. Como dice el dicho "la tiranía de lo urgente" se revela, se impone.

Porqué es mas importante escribir este articulo? redactar un acta de reunión de junta, o incluso atender los grupos de estudio en linea, u ordenar mi casa, preparar la comida? o una charla con mi esposo, o salir de compras con mi hija?.

Todo depende de con qué se compare, y depende del orden en tu lista de valores.

Por eso hoy en mi tiempo a los pies del Señor, que honestamente en estos 10 días no ha sido ni diario, ni habitual, me asaltan estas preguntas: ¿Es posible estar al lado de un Ángel del Señor sin saberlo? ¿Es posible tener al Espíritu Santo en tu corazón y no darte cuenta?

Le preguntaría a los discípulos en el camino a Emaús ¿Como caminando al lado del Señor no se dieron cuenta? pues fue el Señor quien se dio a conocer en el momento adecuado!
O le preguntaría a Marta como no aprovechó para estar a los pies del maestro como su hermana, y tendría que oír la recriminación del Señor, también para mi, "ella escogió la mejor parte".

Y me encuentro con dos situaciones, una en la que es el Señor quien decide darse a conocer y entonces me sorprende, maravillosas sorpresas del Señor; y otra en la que soy yo la que decide aprovechar el tiempo, para mi lamento, demasiadas pocas veces. Pero sigo pensando en que ellos no tenían al Espíritu Santo y yo si, por eso la pregunta sigue repiqueteando ¿Es posible tener al Espíritu Santo en tu corazón y no darte cuenta?

No puedo evitar darme cuenta cuantas veces me dejo llevar por las cosas importantes y urgentes, y dejo de percibir su Espíritu Santo en mi. Date cuenta que no dije que no fueran cosas importantes, sin duda son importantes y necesarias, pero si las ordenas mal en tu lista, esa que te mencione más arriba, entonces toman la relevancia que no les corresponde. Ya el Señor nos enseña a "Buscar primeramene el Reino de Dios, y......" (Mat. 6:33)

Y es que para que tu tiempo con Dios sea relevante, produzca el efecto revelador y luminoso de su presencia en ti, para que te des cuenta de quien es el que vive en tu interior, primero ha de ser diario, como dice nuestra cita de Hebreos, y la forma en que lo dice nos habla de la urgencia, de la necesidad de quitarnos esa ceguera de encima, por eso es importante apartar ese tiempo a sus pies, para poder abrir los ojos y ver a quien ama nuestra alma. Quien nos transforma cada día para que seamos capaces de deleitarnos en su presencia. Capaces de abrir los ojos y verle!