martes, 17 de noviembre de 2020

....y Noemí se quedó sola y sin hijos. (Rut 1:5)

 

Reflexiones a través de las escrituras 

Libro de Rut

(desde mi experiencia a través del dolor)


A veces la vida se nos pone en contra. De repente debes tomar decisiones que según cuál sea su desenlace, no sabrás si te has equivocado o no.

Tomar decisiones no es fácil, sobre todo cuando crees que ese camino es el único que puedes escoger, el único por el que puedes escapar, o por el que podrás encontrar la solución a tus problemas.

La decisión de cambiar de hogar, mudarte, emigrar, suele ser ocasionada por circunstancias tan complicadas como buscar trabajo, motivos de salud, independizarte o como en este caso huir de una situación de primera necesidad provocada por el hambre.

Me identifico con Noemí, porque como ella tuvimos que tomar la decisión de mudarnos, y como Noemí y muchas de nosotras seguramente, fue buscando algo mejor. Tal vez buscabas un mejor estatus social, mejor salud, mejor vida.

Pero Noemí de repente, queriendo huir de la muerte, se encuentra con ella de golpe. ¿Cuántas de nosotras no habremos sufrido el mismo desenlace? Si ha sido así, presta atención porque Noemí tiene algo que decirte.

Noemí ahora se encuentra peor que cuando salió de su casa en busca de un nuevo hogar lejos de la penuria.

 Ahora es viuda y con el nido vacío, todo lo ha perdido. Se siente en amargura total, hasta cambia su nombre de Noemí o Placentera, a Mara o Amarga.

Lo que me gusta del texto es ver que el autor no ha hecho ninguna condena, y aunque no lo especifica, no sería extraño que en cambio, Noemí se culpabilizara, que sintiera que había hecho algo mal. Y es que cuando la decisión que tomamos nos ocasiona consecuencias peores, solemos culparnos.

Pero el autor del libro no hace ningún reproche, ningún juicio, y eso me gusta porque demasiadas veces nos culpamos de nuestro sufrimiento como si pudiéramos controlar nuestra vida, como si por el hecho de haber tomado una decisión, eso pudiera significar que somos capaces de controlar nuestras circunstancias, y es mi experiencia que lo primero que aprendes cuando sufres una tragedia y todo parece que está fuera de control, descubres hasta que punto todo está controlado por el Señor.

Noemí se fue llena, y volvió vacía, se fue con la decisión de mejorar su vida huyendo de una desgracia, para encontrarse con la misma desgracia de la que huía, y ahora vuelve con la amargura tatuada en el alma.

Pero aún no sabe que ella no controla nada, y que el que si lo hace está a punto de demostrarle que no está sola, que es rica y que volverá a sonreír. Que del lugar al que se fue obtendrá una bendición, porque Dios, como dice Romanos 8:28, dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman. Porque Dios todo lo transforma para nuestro bien, Él no desperdicia ninguna situación. Dios tiene un propósito mayor para nuestra vida. Y que al igual que Noemí,  la que no tenía hijos, criara hijos, la que no tenia familia, tendrá familia, la que estaba amargada volverá a reír rodeada de su familia.

No sé qué será de nosotras, cuando seremos restauradas de nuestros sufrimientos presentes, pero sé que volveremos a sonreír, porque de la misma manera que Noemí fue redimida, restaurada a su familia, nosotras también seremos bendecidas, redimidas y restauradas a la familia eterna de nuestro Salvador.

Esa es mi esperanza, y deseo que sea la tuya también.





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